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lunes, 17 de mayo de 2010

Festejan 23 países Día Mundial de Internet


En el marco de la celebración, en Monterrey se revelará el 'Estudio de Hábitos de Usuarios de Internet 2010'; YouTube también cumple cinco años.

Hoy se celebra el Día Mundial del Internet en 23 países. Esta celebración cumple cinco años, aunque otrora se festejaba el 25 de octubre, pero a instancias de la Cumbre Mundial II sobre Sociedad de la Información en Túnez, en noviembre de 2005 las Naciones Unidas acordaron que sea el 17 de mayo.

"En una palabra, es una efeméride que pretende dar a conocer las posibilidades de las nuevas tecnologías para mejorar el nivel de vida de las naciones y sus pueblos", señala la página oficial de la fecha.

En México, la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) encabeza el festejo, que este año se dará en Monterrey, Nuevo León. En esta ceremonia, se presentará el "Estudio de Hábitos de Usuarios de Internet 2010", en el que se darán a conocer cifras y estadísticas del uso de este medio en nuestro país.

Entre las 13:30 y las 14:00 horas se transmitirá por la web, mediante streaming, la ceremonia del Día Mundial de Internet.


Internet en México


Según la AMIPCI, en 2008 se contabilizaron 27.6 millones de internautas en México y hubo un crecimiento de 16.4% de usuarios de la web en ese mismo, con respecto al 2007.


Hoy se darán a conocer los datos de 2009.


La sociedad de la información


El artículo 121 de la Cumbre Mundial sobre las conclusiones de la Sociedad de la Información de documentos de texto es el siguiente:


"Es necesario pagar una cuota por Internet para darse a conocer para que pueda convertirse en un recurso mundial verdaderamente accesible al público en general. El Mundial de la Sociedad de la Información Día se celebrará anualmente el 17 de mayo, y esto servirá para dar a conocer mejor la importancia de este recurso mundial, en particular de las posibilidades que pueden ofrecer las TIC sociedades y economías, y las maneras de reducir la brecha digital. "

Los objetivos del Día de Internet son los premios para reconocer la labor de personas e instituciones para que la sociedad de la información al público en general, fomentar la accesibilidad a la red, estimular la participación abierta de personas e instituciones el 17 de mayo, y ayudar a promover este fecha.

También hay premios

Los ganadores de las 7 categorías: C1-Mejor evento; C2-Centros de Educación; C3-Mejor accesibilidad; C4-Brecha Digital, Periodista Digital-C5, C6-Internet y yo, y Mejor Weblog C7-- son elegidos por los usuarios de la web , y un jurado compuesto por miembros del Comité de Impulso.

Coincidencia

El portal de videos YouTube también festeja cinco años con la participación de personalidades como Jonathan Adler, Vint Cerf, Conan O' Brien y Pedro Almodóvar.







Fuente.

sábado, 15 de mayo de 2010

La literatura no es sólo un pasatiempo


A veces, cuando encadeno la lectura de un ensayo detrás de otro, tengo la tentación de pensar, oh sacrilegio, que la literatura, el consumo de ficción, es sólo un pasatiempo. Como resolver sudokus. Como contarte chismes con un amigo. Como imaginarse viviendo otras vidas. Como echarse una siesta y tener un sueño muy vívido, quizá impregnado de las tonalidades fosforescentes de una visión de psilobicina.

Entonces debo agarrar alguna de mis novelas de cabecera, leer unas cuántas páginas y revivir de nuevo la sensación olvidada. La que demuestra que la literatura no es un pasatiempo. O, al menos, que no sólo es un pasatiempo. Es algo más, o puede ser algo más, aunque no en todos los casos, claro.

Es evidente que un ensayo de 500 páginas sobre un tema específico será en general más fructífero para el lector que una novela, aunque sea por la cantidad de información recibida y la arquitectura ordenada en la que es recibida. Pero ello ocurrirá si antes no definimos qué significa fructífero. Obtendrá más información, cierto. Podrá alcanzar cotas más profundas de análisis, también cierto. Pero fructífero puede tener otros muchos significados.

Las librerías más bellas del mundo

Me he topado con un listado de 10 librerías que presentan como las mejores del mundo. Como toda clasificación, puede ser arbitraria y tener sus observaciones, pero es interesante, entre otras cosas, porque nos muestra algunos espacios que no eran originalmente librerías y que vieron transformado su uso con el paso de los años, transformándose en una referencia arquitectónica asociada al mundo de los libros.

El título original de este post era ‘Las mejores librerías del mundo’ pero decidí cambiarlo por el que tiene, ya que no necesariamente la librería más bella o llamativa es la mejor librería. Pero esta entrada, y la que le seguirá, son para el deleite visual. Para el análisis ya tendría que entrar en otros detalles.

La selección que replico es de Sean Dodson, blogger de The Guardian:

1) Librería Selexyz Dominicanen en Maastricht: Una antigua iglesia del s. XII transformada en un templo para el libro, nada menos es esta librería ubicada en Maastricht, Holanda

Libreria Selexyz Dominicanen

IMÁGENES ESPECTACULARES A 360 °

http://www.panoramas.dk/fullscreen2/full22.html

http://www.panoramas.dk/2008/tower-bridge.html

Oda al Libro I

de PABLO NERUDA


Libro, cuando te cierro
abro la vida.
Escucho
entrecortados gritos
en los puertos.
Los lingotes del cobre
cruzan los arenales,
bajan a Tocopilla.
Es de noche.
Entre la islas
nuestro océano
palpita con sus peces.
Toca los pies, los muslos,
Las costillas calcáreas
de mi patria.
Toda la noche pega en sus orillas
y con la luz de día
amanece cantando
como si despertara una guitarra.
A mí me llama el golpe
del océano. A mí
me llama el viento,
y Rodríguez me llama,
José Antonio,
recibí un telegrama
del sindicato "Mina"
y ella, la que yo amo
(no les diré su nombre),
me espera en Bucalemu.
Libro, tú no has podido
empapelarme,
no me llenaste
de tipografía,
de impresiones celestes,
no pudiste
encuadernar mis ojos,
salgo de ti a poblar las arboledas
con la ronca familia de mi canto,
a trabajar metales encendidos
o a comer carne asada
junto al fuego en los montes.
Amo los libros
exploradores,
libros con bosque o nieve,
profundidad o cielo,
pero
odio
el libro araña
en donde el pensamiento
fue disponiendo alambre venenoso
para que allí se enrede
la juvenil y circundante mosca.
Libro, déjame libre.
Yo no quiero ir vestido
de volumen,
yo no vengo de un tomo,
mis poemas
no han comido poemas,
devoran
apasionados acontecimientos,
se nutren de intemperie,
extraen alimento
de la tierra y los hombres.
Libro, déjame andar por los caminos
con polvo en los zapatos
y sin mitología:
vuelve a tu biblioteca,
yo me voy por las calles.
He aprendido la vida
de la vida,
el amor lo aprendí de un solo beso,
y no pude enseñar a nadie nada
sino lo que he vivido,
cuanto tuve en común con otros hombres,
cuanto luché con ellos:
cuanto expresé de todos en mi canto.


Oda al Libro II



Libro
hermoso,
libro,
mínimo bosque,
hoja
tras hoja,
huele
tu papel
a elemento,
eres
matutino y nocturno,
cereal,
oceánico,
en tus antiguas páginas
cazadores de osos,
fogatas
cerca del Mississipi,
canoas
en las islas,
más tarde
caminos
y aminos,
revelaciones,
pueblos
insurgentes,
Rimbaud como un herido
pez sangriento
palpitando en el lodo,
y la hermosura
de la fraternidad,
piedra por piedra
sube el castillo humano,
dolores que entretejen
la firmeza,
acciones solidarias,
libro
oculto
de bolsillo
en bolsillo,
lámpara
clandestina,
estrella roja.

Nosotros
los poetas
caminantes
exploramos
el mundo,
en cada puerta
nos recibió la vida,
participamos
en la lucha terrestre.
¿Cuál fue nuestra victoria?
Un libro,
un libro lleno
de contactos humanos,
de camisas,
un libro
sin soledad, con hombres
y herramientas,
un libro
es la victoria.
Vive y cae
como todos los frutos,
no sólo tiene luz,
no sólo tiene
sombra,
se apaga,
se deshoja,
se pierde
entre las calles,
se desploma en la tierra.
Libro de poesía
de mañana,
otra vez
vuelve
a tener nieve o musgo
en tus páginas
para que las pisadas
o los ojos
vayan grabando
huellas:
de nuevo
descríbenos el mundo,
los manantiales
entre la espesura,
las altas arboledas,
los planetas
polares,
y el hombre
en los caminos,
en los nuevos caminos,
avanzando
en la selva,
en el agua,
en el cielo,
en la desnuda soledad marina,
el hombre
descubriendo
los últimos secretos,
el hombre
regresando
con un libro,
el cazador de vuelta
con un libro,
el campesino
arando
con un libro.

jueves, 13 de mayo de 2010

El español arrasa en la Biblioteca Digital Mundial

A un año del lanzamiento del proyecto que digitaliza material histórico de valor, John Van Oudenaren, director del sitio web, cuenta que la mayoría de quienes visitan la página son de países de habla hispana.

Grabados, libros antiguos y piezas difíciles de encontrar, como la primera edición de la Biblia escrita por Gutenberg o el primer mapa que menciona la palabra "América", son parte de la Biblioteca Digital Mundial, un proyecto que nació hace un año con el apoyo de la UNESCO. La iniciativa busca subir a internet la mayor cantidad de estas obras. Sin embargo, hasta el momento sólo se han digitalizado 1.427 objetos, 248 más que cuando se inauguró.


"Las obras que ponemos a disposición en la red se diferencian de la digitalizació n industrial de libros por la cuidada selección, basada en su importancia cultural, belleza artística o la dificultad de conseguir un ejemplar", explica John Van Oudenaren, director del proyecto.


-¿Cuál es el balance del primer año?

"En estos últimos meses vimos un gran entusiasmo por esta iniciativa. Tenemos 70 socios de 45 países. Antes sólo contábamos con 25 instituciones colaboradoras.

-¿Cuántas visitas tiene el sitio?

"Desde el lanzamiento hemos tenido 8 millones de visitantes de todo el mundo. En términos de porcentaje, entre el 45 y el 50% de los usuarios provienen de países que tienen por lengua oficial el español, el 25% son angloparlantes y el resto se completa con los cinco idiomas restantes. Que el idioma más requerido en la Biblioteca Digital Mundial sea el español es una sorpresa.

-¿Los usuarios de internet podrán participar de la Biblioteca en una modalidad tipo wiki?


"El modelo wiki se encuentra en etapa de prueba en la sección de traducciones del sitio, de forma moderada. Respecto de las descripciones, los usuarios podrán contar con un determinado acceso para describir y comentar una obra. Por ejemplo, si tenemos un mapa único de Argentina, algunos expertos locales conocedores de este material podrían describirlo mejor. La experimentació n apunta a este tipo de modelo, pero yo no creo que vayamos a utilizar un modelo wiki completamente abierto.


-¿Cuál es la estrategia que piensa utilizar para llegar a los usuarios más jóvenes?

"Estamos poniendo a disposición las diversas alternativas que ofrecen las redes sociales para compartir contenidos. Además, tenemos películas viejas, grabaciones, explicaciones audiovisuales de los curadores y expertos sobre los materiales, algo que es de suma utilidad para dispositivos móviles. Estamos trabajando para que el contenido pueda ser fácilmente accesible desde los celulares.

-¿Cómo se administran los derechos de autor de las obras digitalizadas?

"La mayor parte del material no está protegido por derechos de propiedad intelectual, porque son obras muy antiguas. No obstante, las instituciones y museos que participan de esta iniciativa certifican que la digitalizació n se puede utilizar sin restricciones. En caso contrario, lo aclaran.

Fuente: http://diario. elmercurio. com/

miércoles, 12 de mayo de 2010

Bibliómanos

Jacques Bonnet decidió que el fin de su vida era leer cuantos libros pudiera.

Cuenta la leyenda que, en la Francia revolucionaria, un reo de muerte iba leyendo un libro en la carreta que lo conducía al patíbulo. Y que estaba tan abstraído en la lectura de aquel libro que al dejarlo, requerido ya por el verdugo, colocó un punto en la última página que había leído, como si fuera a retomarlo en breve.

La lectura puede ser una experiencia muy absorbente. Borges sostenía que la intensidad que de ella se deriva sólo resulta comparable a la que obtenemos en el viaje o en el amor. Y afirmaba que el acontecimiento mayor de su vida fue la biblioteca paterna. No es de extrañar, pues, que el argentino asociara el paraíso a la biblioteca, donde uno aprende a evadirse de la realidad y a reflexionar sobre ella.

El escritor y traductor francés Jacques Bonnet pertenece como Borges a la cofradía bibliómana, la de los que gustan acumular libros. Medio siglo atrás, decidió que el fin de su vida era leer cuantos libros pudiera. Eso le ha llevado a formar una biblioteca particular con decenas de miles de tomos. A la vuelta de los años y las lecturas, su afición le ha permitido escribir el librito Bibliotecas llenas de fantasmas (Anagrama). En él hilvana sensaciones y consejos relacionados con la gestión y el disfrute de una gran biblioteca: desde el temor a que las estanterías colmadas se caigan y nos descalabren hasta los mejores criterios clasificatorios, pasando por su preferencia por regalar los libros, antes que prestarlos.

Bonnet es el paradigma de una subespecie en vías de extinción. El retroceso de la palabra frente a la imagen, los pisos pequeños y la vana suposición de que todo está disponible en internet se han aliado en contra de las bibliotecas de cierta consideración. A estos factores se suma otro que preocupa cada día más a autores y editores de literatura infantil y juvenil. Aunque quizá debería preocupar a más gente. Nos referimos a que el comprensible esfuerzo de tantas escuelas o asociaciones de padres para reducir la factura escolar reutilizando y socializando los libros de texto y, con ellos, los tres o cuatro títulos de lectura que se prescribían cada curso a los alumnos está teniendo un efecto perverso: el aborto de las bibliotecas particulares que iniciaban los escolares con sus primeros títulos de Dahl, de Sempé, de Stevenson, de Salgari o de las aventuras de Harry Potter. Manda, de nuevo, la economía sobre la cultura.

Jacques Bonnet, que usa y anota a diario sus libros, puesto que los considera una herramienta y no un icono, describe una última enseñanza al citar el caso del académico y bibliómano Valincour, que sufrió uno de los peores percances que le cabía imaginar: el incendio de su biblioteca. ¿Cuál fue su reacción? La de alguien que ha leído a los sabios. "Poco habría aprovechado mis libros, si no supiera perderlos", dijo. Comparen esta reacción estoica con la angustia que nos asalta cuando extraviamos el teléfono móvil. Y saquen sus conclusiones.

Fuente.

Como crear una biblioteca en casa


A menudo recibimos preguntas de maestros de las escuelas con las que trabajamos sobre muchos temas del mundo del libro. Y una que los padres de sus alumnos les hacen constantemente es: ¿Cómo podemos los padres ir creando en casa una biblioteca que sirva para toda la familia?.

Estas son las características de las bibliotecas familiares que les recomendamos para los padres de sus alumnos.

Ubicación: Hay que destinar una pared del salón o de la mejor habitación, para poner allí en sitio preferente una estantería de la mejor calidad posible, para ir poniendo los libros que vayamos adquiriendo por compra o por donativos. Hay muchos familiares y amigos que no quieren mantener los libros que han comprado y si se los piden es muy probable que se los regalen.

Selección: Comentar con la familia cuales serian los títulos imprescindibles que a cada uno le gustaría tener para empezar la biblioteca familiar. No es necesario tener muchos libros, solamente los que pudieran llamarse de consulta. Teniendo las bibliotecas a nuestra disposición con un gran inventario de libros antiguos y modernos de entretenimiento es preferible que esos libros los obtengamos prestados de ellas.

Conceptos básicos: Una selección de libros para empezar la biblioteca familiar sería…

  • Diccionario clásico en ingles, en español o uno de cada. Si pueden ser diccionarios enciclopédicos mucho mejor
  • Diccionario bilingüe
  • Libro de cocina con las recetas de la gastronomía del país de origen
  • Libro de cocina especializado en lo que mas guste a la familia: Carnes, pescados, postres, ensaladas, micro ondas, etc.
  • Libro sobre la educación de los hijos: Como educar a los niños de unas edades determinadas. Como enseñarles a jugar, etc.
  • Libro sobre primeras auxilios y atención médica primaria
  • Libro sobre temas de salud
  • Libro de historia del país de procedencia
  • Libro de historia de Estados Unidos
  • Atlas geográfico mundial
  • Biblia y Catecismo
  • Libros sobre las relaciones entre los padres y con los hijos
  • Libro sobre auto ayuda para mejorar la personalidad de la familia.

Crecimiento: Podrá ir haciendo crecer su biblioteca si mensualmente dedica una cantidad fija para comprar libros. Lo mejor es asistir a una biblioteca publica, pedir prestados unos cuantos libros, seleccionar los que mejor se ajusten a sus preferencias y posibilidades y posteriormente comprar esos títulos seleccionados en el comercio. Incluso se pueden conseguir usados a muy buen precio.

Además, en cualquier tienda de libros o a través del Internet le podrán ayudar a elegir entre los títulos disponibles los que mejor se ajusten a sus posibilidades económicas, edades, situación familiar, etc.. Como decíamos en el artículo de Como Crear Hábitos de Lectura, es muy importante que esta labor la comparta con sus hijos y que seleccionen juntos los libros. De esta forma tendrán una mayor razón para usarla, lo que al fin y al cabo es el objetivo de ésta.

Fuente.

Los padres podemos inculcar el amor a la lectura desde la cuna


Un lector no nace, se hace. Por eso, el amor a la lectura se debe inculcar desde la cuna y tratar, con perseverancia y dedicación, que se convierta en una sana pasión, pues de ello va a depender, en buena medida, tener niños con éxito en los estudios y, más tarde, adultos con herramientas bien preparadas para usarlas en la vida. Además, ¿hay algo más bello que la escena de un padre o madre leyendo un libro al niño que tiene en su regazo?

Ahora que empieza el verano muchos padres se preguntan que van a hacer con sus hijos todo este tiempo. Quizá esta es la perfecta oportunidad de empezar o continuar nuestros esfuerzos de inculcar el amor a la lectura a nuestros hijos. Por ello hemos preparado una pequeña lista de 10 de los aspectos principales acerca de la lectura en nuestros hijos.

1. Propósito. A través de la lectura los padres transmiten a sus hijos la educación, que es la mejor herencia que pueden y deben darles. No importa la edad de los hijos. Desde que nacen, y aun antes, los padres les van transmitiendo sus experiencias y enseñándoles a valerse por si mismos, hasta que son mayores. ¡Que mejor sistema que el ejemplo y la lectura¡ Así al educar a los hijos, están educando a la siguiente generación que serán los nietos.

2. Tiempo. Darles cada día un poco del tiempo de los padres, leyéndoles para ir incrementando su educación y formación. El niño aprende de lo que los padres hacen, más de lo que los padres dicen, por lo que es necesario que prediquen con el ejemplo y que los hijos vean leer a sus padres como una cosa natural y no esporádica.

3. Horario. Es conveniente fijar una hora del día para hacerlo, después de comer o a la hora de dormir, tratando de evitar las distracciones.

4. Voz. Son muy importantes las inflexiones, variaciones de tonos y las expresiones, intentando involucrar a los niños en la lectura, pidiéndoles que señalen los objetos, que hablen acerca de las ilustraciones o que repitan palabras.

5. Repetición. Los niños no se cansan de oír sus libros favoritos, y es conveniente repetirlos hasta que les quede bien claro su contenido y las explicaciones sobre el argumento, consejos y palabras más usadas. Animarle a que lea lo mismo reiteradamente o invitarle a que ‘lea’ el cuento ya memorizado.

6. Palabras. Cada libro que se lea, deberá estar adecuado a la edad y características de cada niño. Tratando de explicar las palabras difíciles de entender o sustituyéndolas por otras para que no haya confusión. Para los niños que ya han descubierto la magia de que las letras forman palabras, las palabras frases y las frases historias, el método varía, pero la presencia paterna sigue siendo inestimable.

7. Elementos. Para irle acostumbrando al niño a la lectura, mostrarle cuales son las principales partes de los libros y cómo se leen las palabras, indicándole quién lo escribió, haciéndole preguntas sobre el tema y permitiéndole que él también plantee sus cuestiones.

8. Libros. Los padres deben animar a sus hijos a leer proponiendo libros que versen sobre temas diversos que les resulten atractivos, pidiéndoles que lean ellos lean en voz alta todos los días, o bien turnarse en la lectura de un relato. Los libros están clasificados por edades y por conceptos que cubren la gran mayoría de los temas. Además hay diferentes formatos, encuadernaciones, tipos de letras, con muchos o pocos dibujos, especialmente editados para cada edad de los niños y sus circunstancias. Hay libros que los editan poniendo los nombres familiares de los posibles lectores en sustitución de los nombres originales del libro, lo que las historias resultan más comprensibles para los niños al ver reflejado en el libro los nombres de los abuelos, padres, hermanos, tíos, amigos, etc..

9. Biblioteca familiar. Es indispensable ir formando una biblioteca particular que esté en la habitación más importante de la casa. Allí habrá libros para los más pequeños y libros para los mayores, como: Diccionarios, de Historia, de Cocina, etc., rodeándoles de libros, para que siempre puedan tenerlos a mano para que los escojan ellos mismos. Así desde niños les crearemos el hábito de ir a buscar un libro, el que ellos quieran para que se lo leamos. De mayores sabrán los hijos que allí están al alcance también de los padres todos los libros que se puedan leer. Los padres se evitaran muchos disgustos al poder controlar lo que leen los hijos, además que encontraran muchos beneficios.

10. Biblioteca Pública. Es muy recomendable que los padres con sus hijos, desde muy pequeños comiencen a visitar las bibliotecas públicas y lo hagan frecuentemente para ir creando un hábito de lectura en los niños que les durará toda la vida. Sacarles su identificación de lector, donde además de que se van reflejando los libros leídos, da a los niños una sensación de pertenencia a la Biblioteca y la posibilidad de leer libros en la casa que de otra manera tendrían que comprárselos sus padres. Las bibliotecas tienen muchos servicios para sus todos sus clientes, incluyendo los “cuenta cuentos”, programas de lecturas y actividades extraescolares para los niños.

Observaciones para los niños de 0 a 3 años: Para que la lectura con los niños sea más eficaz y divertida, debe ser una rutina diaria, de por lo menos 15 minutos y antes de ir a la cama, intentando convertir cada lectura en una pequeña fiesta. Usar el rostro, el cuerpo y la voz para hacer divertida la lectura, que a poder ser debe ser interactiva, sabiendo cuándo detenerse si el niño pierde interés o tiene dificultad para prestar atención. Hablar sobre las ilustraciones y recorrer con el dedo debajo de las palabras al tiempo que se lee. En esta etapa es interesante que los padres ayuden a sus hijos a conectar lo que leen en los libros con lo que ocurre en la vida, donde está la verdadera historia.

Está demostrado práctica y profesionalmente que leer a los niños desde antes de su nacimiento y continuar haciéndolo después hasta que llegan a la mayoría de edad, les da un perspectiva muy positiva de la vida. Su cultura general se amplia enormemente, además de que el hábito de lectura que han ido practicando, les sirve para mejorar sus rendimientos escolares y profesionales.

Un sillón donde leer a los niños, una biblioteca familiar y una biblioteca pública son las tres herramientas que le permitirán abrir las llaves del éxito y la felicidad de todos los niños y adultos. A partir de entonces sólo necesitará un libro y sus hijos.

Muchas gracias.


Fuente.

La escritura egipcia


Como para muchas otras cosas, el Nilo proporcionaba a los egipcios el material necesario para su escritura. Encolando y prensando las capas desplegadas de una caña muy abundante en el río, fabricaban los “papiros” y sobre ellos escribían con punzones de madera empleando tintas de varios colines y que aún en nuestros días luego de 4.000 años, guardan todo su brillo.

Fueron los creadores de un sistema de escritura sumamente original escribían de derecha a izquierda, dibujando pequeños signos con la siluetas de los objetos a los que se referían. Estos signos, ejecutado con gran habilidad, eran denominados “jeroglíficos” (hieros, sagrado glyfos, signos), ya que por su gran complejidad se los empleaba preferentemente en las inscripciones de los templos y tumbas.


En los papiros, en cambio, se solía emplear otro sistema de escritura, la “hierática”, que no era otra que los mismos jeroglíficos pero de trazos más simplificados.
Finalmente, a partir de la 2O° dinastía los signos se simplificaron aún más, formándose la escritura "demótica" o popular, así llamada por emplearse principalmente para los uso de la vida diaria. De modo que estos sistemas no eran tres escrituras diferentes, sino los mismos jeroglíficos pero con trazos más o menos simplificados.

La escritura egipcia fue durante muchos siglos uno de los grande secretos de la Historia.


Pero en el año 1800, los arqueólogos franceses agregados a la Expedición de Napoleón a Egipto hallaron en las proximidades de Rosetta una piedra de granito con inscripciones en jeroglífico, en escritura demótica y en griego.
Llevada la piedra a Franck y tras ingentes esfuerzos, el joven arqueólogo Champollion logró decifrar la inscripción y establecer definitivamente la clave de los jeroglíficos.


Con ello nació la “egiptología”, una nueva rama de la Historia.


-A él y a sus continuadores: Máspero, Mariette, de Rougé y mucho más, debemos todo lo que el mundo conoce sobre la fascinante cultura desarrollada a orillas del Nilo en los albores de la civilización humana.

FUENTE

martes, 11 de mayo de 2010

El libro digital no emociona en México.


En el país existe un gran atraso en el uso de las páginas electrónicas para la difusión de textos, mientras que en otras naciones esta herramienta se está haciendo cada vez más común.

Los investigadores ubican la línea del antes y después en 1990: los nacidos a partir de ese año crecen acompañados de las nuevas tecnologías, no tienen complejos ante los videojuegos, las computadoras, las redes sociales o los blogs, mientras los mayores de 30 años debieron aprender a encender la computadora, a usar internet o las cámaras digitales.

“Analfabetos tecnológicos” los llaman en algunos sectores de investigación, si bien el vertiginoso desarrollo de las tecnologías, sobre todo en el campo de la información, comienza a generar retos a la industria, con avances desiguales, como sucede en el sector editorial.

Para Pedro Huerta, director de Random House Mondadori-México, estamos en un proceso que podría transformar de manera radical a la industria editorial en todo el mundo, aun cuando serán los textos académicos y escolares los más susceptibles a la digitalización y el uso de los medios electrónicos.

“La generación de los 90 lo único que conoce son las tecnologías. En el presente año van a entrar a la universidad y consumir contenidos de manera digital; para ellos se convertirá en algo normal, no como sucede con nosotros.

En un futuro, sobre todo las editoriales dedicadas al texto, van a tener que darse cuenta de que los estudiantes van a estar con su computadora bajando su contenido, para lo cual ya habrán tenido que vender una suscripción a las universidades o a sus bibliotecas.

“El modelo de negocio de estas editoriales va a cambiar en el sentido de que tendrán que vender suscripciones y no libros impresos a los acervos de las bibliotecas de las universidades: el alumno podrá leer en computadora sin problemas, porque verá temas específicos, unas páginas en especial.”

De acuerdo con estimaciones del grupo editorial, en el año 2015, 80 por ciento de las ventas de una editorial como Trillas, McGraw Hill o Pearson van a ser digitales y sólo 20 por ciento se harán en papel; mientras que para las editoriales de interés general será justo al revés: 20 por ciento serán digitales y el restante en papel.

Por encabezar el mercado

En el Fondo de Cultura Económica están convencidos de que habrá usuarios para ambos tipos de lector: vender un libro electrónico no significa dejar de vender un libro en papel, son públicos distintos, de acuerdo con Tomás Granados Salinas, coordinador editorial del FCE.

“Hay muy poca información, incluso en mercados donde ya hay experiencia de explotación de libros electrónicos; habrá una temporada de aprendizaje.”

Desde hace un par de años, el FCE ofrece más de 300 libros a través de un servicio que ofrece Google en un programa llamado de Afiliación, con el cual los lectores pueden hojear parte de los libros.

Se trata de un modo de dar a conocer los títulos con una idea de promoción, para vender ejemplares impresos, aunque ya trabajan en “la revisión de buena parte de nuestros contratos para conocer de qué libros tenemos derechos para hacer una explotación electrónica”, asevera Tomás Granados.

En España se han creado muchas plataformas de descarga digital, por lo cual los tres grandes grupos editoriales y de información —Santillana, Planeta y RHM— trabajan de manera conjunta en el desarrollo de una plataforma digital para que la gente descargue los libros directamente de las editoriales.

“Cada uno mueve fichas, pero no hay un mercado; de lo que estamos seguros es que si no hay contenido digital, no habrá mercado jamás. Un error que no queremos cometer es el que cometió la industria discográfica: dejarle el camino a Apple, que con su tienda Itunes fue la creadora de un modelo de negocio viable de descarga digital”, enfatiza Pedro Huerta.

Las leyes, rezagadas frente a nuevas tecnologías

Las legislaciones en materia de derechos de autor no parecen ir a la par del desarrollo tecnológico. De acuerdo con el investigador español Alberto López Cuenca, las leyes de protección intelectual, articuladas a lo largo del siglo XIX, buscaban proteger al autor, que se viera remunerado por el tipo de producción cultural que elabora.

“A lo largo del siglo XX lo que ha ocurrido es que los autores, al detentar el control sobre lo que se denomina derechos patrimoniales, suelen cederlos a intermediarios, a una compañía como Warner o una editorial como Alfaguara: entonces, quienes se ven mermados por su distribución electrónica no son los autores, sino los intermediarios.”

De acuerdo con el compilador del libro Propiedad intelectual. Nuevas tecnologías y libre acceso a la cultura, con el nuevo entorno digital hay que pensar cómo actuar y pone como ejemplo la pequeña editorial española Traficante de sueños, que publica sus textos y los distribuye en formato impreso, al tiempo de ofrecerlos en internet con libre acceso, mediante una licencia que te permite reproducir la obra sin ánimos de lucro.

“El resultado de eso es publicidad y, por ejemplo, el libro Por una cultura libre, de Lawrence Lessig, se ha convertido en uno de los más vendidos, con cerca de un millón y medio de ejemplares”, explica quien en la actualidad es catedrático de la Universidad de las Américas de Puebla.

México/Jesús Alejo

Fuente.

Index Librorum Prohibitorum. "Índice de libros prohibidos"


El Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum, en español "Índice de libros prohibidos", también llamado Index Expurgatorius, es una lista de aquellas publicaciones que la Iglesia Católica catalogó como libros perniciosos para la fe; además establecía, en su primera parte, las normas de la iglesia con respecto a la censura de los libros. El propósito de esta lista era prevenir la lectura de libros o trabajos inmorales que contuvieran errores teológicos o morales, y prevenir la corrupción de los fieles. La última edición data de 1948 y, aunque se siguieron incorporando títulos hasta 1961, una provisión de 1966 decretó que no se siguiera renovando.

Historia


Fue creado en el año 1559 por la Sagrada Congregación de la Inquisición[cita requerida] de la Iglesia Católica Romana (posteriormente llamada la Congregación para la Doctrina de la Fe). El Index contenía nombres de autores cuyas obras estaban prohibidas en su totalidad, obras aisladas de otros autores o anónimas y también un detallado repertorio de los capítulos, páginas o líneas que debían ser cortados o tachados. Esta labor correspondía a los bibliotecarios, que debían ocuparse de ellas antes de dejar los libros en manos de los lectores. Por ejemplo, en la edición de 1632 (página 63) se indica que en el Dioscórides de Andrés Laguna, un libro de Materia Medica, debe tacharse la frase «siémbranse con maldiciones las Albahacas y, según Plinio, crecen muy viciosas con ellas» («viciosas» alude aquí a vigorosas). En la misma página se explica que frases como la anterior deben borrarse por encontrarse en lengua vulgar, accesible pues al vulgo, pero que no lo necesitarían si estuvieran en latín o griego. Los autores contemporáneos a la decisión censora podían elegir omitir ellos mismos en sucesivas ediciones los párrafos censurados. Así Cervantes tuvo que suprimir del Quijote, entre otras la frase «…las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada» (2.ª parte, capítulo 36). El Index fomentaba así la autocensura por los propios autores.

Para el mantenimiento del Index después de la primera edición, de Pío V, se instituyó en 1571 la Sagrada Congregación del Índice. El Índice fue actualizado regularmente hasta su suspensión, en 1966, con materiales que se fueron agregando tanto por la Congregación como por el Papa. Otras congregaciones, como el Santo Oficio, pasaban a la anterior sus propias correcciones, para que las incorporara. Al final la lista debía ser aprobada por el Papa, que podía indultar a algún autor o añadir otro, como ocurrió en el caso de Lamennais.

La lista incluyó a autores literarios como Rabelais (obra completa) o La Fontaine (Contes et nouvelles), pensadores como Descartes o Montesquieu y científicos o protocientíficos como Conrad Gessner o Copérnico. Este último entró en la lista como consecuencia del proceso de la Inquisición contra Galileo, por un decreto de la Congregación General del Índice de 5 de marzo de 1616, que obligaba expurgar ciertos pasajes, incompatibles con la fe, que mostraban como seguro que la Tierra se mueve en torno a un Sol inmóvil (teoría heliocéntrica).[1] Las enmiendas fueron publicadas en 1620, pero la obra de Copérnico (De revolutionibus orbis coelestium) no salió del Index hasta 1758. Johannes Kepler, que defendió en 1618 el heliocentrismo de Copérnico, fue a su vez incluido en el Índice.

La trigésima segunda edición, de 1948, última publicada, contenía aproximadamente 4 000 títulos censurados por varias razones: herejía, deficiencia moral, sexo explícito, inexactitudes políticas, entre otras. La lista incluía junto a una parte de la lista histórica, buena parte de los novelistas del siglo XIX, como Zola o Balzac, cuyas obras estaban prohibidas completas, o Victor Hugo, del que Los miserables no fueron retirados hasta 1959. Entre los pensadores se encuentran Michel de Montaigne (los Ensayos), Descartes (varias obras, incluidas las Meditaciones metafísicas), Pascal (Pensées), Montesquieu (Lettres persannes), SpinozaDavid Hume, Kant (Crítica de la razón pura), Beccaria (De los delitos y las penas), Berkeley, Condorcet (Esquisse d'un tableau historique des progrès de l'esprit humain), o Bentham. Algunos autores modernos llegaron a tiempo de ser incluidos en la lista antes de su abolición, por ejemplo, Maurice Maeterlinck, cuyas obras fueron prohibidas íntegras, lo mismo que las de los autores siguientes: Anatole France (incluido en 1922),[2] André Gide (1952)[2] o Jean Paul Sartre (1959).[2] Otra inclusión significativa es la del sexólogo holandés Theodoor Hendrik van de Velde, autor del manual de sexo El matrimonio perfecto, en el que se animaba a los matrimonios a disfrutar del sexo. (Tratado teológico-político),

Los autores notables por su ateísmo, como Schopenhauer, Marx o Nietzsche, o por su hostilidad a la Iglesia Católica, no suelen figurar en el Índice, puesto que tales lecturas están prohibidas ipso facto. Se incluye, más bien, a aquellos autores y obras de los que los fieles pueden no ser inmediatamente conscientes de que sus posiciones son gravemente contrarias a la doctrina de la Iglesia, como Erasmo de Rotterdam, Michel de Montaigne, La evolución creadora, de Henri Bergson o, por ejemplo, las actas del Congrès d'histoire du christianisme (Congreso de historia del cristianismo) de 1933.

Algunos de los títulos integraron este índice por tener un contenido político definido: en 1926, la revista "Acción francesa", que defendía causas de extrema derecha, fue puesta en la lista.

Los efectos de este índice se sintieron por todos lados, más allá del mundo católico. Durante muchos años, en lugares como Quebec, España, Italia y Polonia (países católicos), fue muy difícil encontrar copias de estos libros, especialmente fuera de las grandes ciudades.

Final del Index


Como lista oficial y la excomunión que implicaba su lectura, fue abandonada en el 14 de junio de 1966, bajo el papado de Pablo VI, seguidamente del final del Concilio Vaticano II y en gran parte debido a consideraciones prácticas. No obstante puede ser considerado un pecado venial para los católicos el hecho de leer libros que eran injuriosos contra la fe o la moral[cita requerida] (y evidentemente puede ser mortal cuando se lean por el propio fin de negar el Espiritu Santo de manera consciente o con fines de atacar/blasfemar/deshonrar la iglesia católica romana como iglesia de Dios), el individuo deberá autoanalizar su conciencia con la debida oración y petición a la gracia de Dios para distinguir si lo hubo o no.

El Vaticano, sin embargo, hizo públicas nuevas regulaciones acerca de libros, escritura y medios de difusión, que incluyó en dos artículos del actual Código de Derecho Canónico:

831
1-Sin causa justa y razonable, no escriban nada los fieles en periódicos, folletos o revistas que de modo manifiesto suelen atacar a la religión católica o las buenas costumbres; los clérigos y los miembros de institutos religiosos sólo pueden hacerlo con licencia del Ordinario del lugar
2-Compete a la Conferencia Episcopal dar normas acerca de los requisitos necesarios para que clérigos o miembros de institutos religiosos puedan tomar parte en emisiones de radio o de televisión en las que se trate de cuestiones referentes a la doctrina católica o a las costumbres.
832
Los miembros de institutos religiosos necesitan también licencia de su Superior mayor, conforme a la norma de las constituciones, para publicar escritos que se refieran a cuestiones de religión o de costumbres.

En la primera edición (1559) aparecían tres listas que agrupaban:

  • Todas las obras y escritos de un autor prohibido.
  • Libros específicos de un autor prohibido.
  • Escritos específicos de un autor incierto.

Autores u obras prohibidas

Algunos autores notables cuya obra completa integraba la lista son:

  1. Erasmo de Rotterdam (1500)
  2. François Rabelais
  3. Giordano Bruno
  4. René Descartes (1633)
  5. Thomas Hobbes (1649-1703)
  6. David Hume (1761-1872)
  7. Denis Diderot
  8. Andrea Solanum
  9. Honoré de Balzac
  10. Émile Zola (1894-1898)
  11. Anatole France (1922)
  12. Henri Bergson (en 1914)
  13. Maurice Maeterlinck
  14. André Gide (1952)
  15. Jean-Paul Sartre (1959)


Entre los libros específicos se encontraban:

  1. Amar y sufrir o su vida, de Santa Teresa de Jesús
  2. Ensayos de Michel de Montaigne (1676)
  3. The arrangment de Francis Bacon (1668)
  4. Los libros filosóficos de René Descartes (en 1663)
  5. Pensées, avec les notes de Voltaire de Blaise Pascal (1789)
  6. Pamela o la virtud recompensada de Samuel Richardson (1740)
  7. El contrato social y Emilio, o De la educación de Jean-Jacques Rousseau
  8. Kritik der reinen Vernunft de Immanuel Kant (1827)
  9. Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano de Edward Gibbon (1873)
  10. Justine y Juliete del Marqués de Sade
  11. Science de l'homme de Claude Henri Saint-Simon
  12. De l'Allemagne de Heine (1836)
  13. Los Papas romanos, su Iglesia y su Estado en los siglos XVI y XVII de Leopold von Ranke (1837)
  14. Le rouge et le noir de Stendhal (1848)
  15. Cours de philosophie positive de Auguste Comte (1864)
  16. Los miserables y Nuestra Señora de París de Victor Hugo (1834-1869)
  17. Algunas obras de Alexandre Dumas (padre) (1863)
  18. Las novelas de George Sand (1840)
  19. Principios de economía política de John Stuart Mill (1856)
  20. Gran Diccionario Universal de Pierre Athanase Larousse
  21. Madame Bovary de Gustave Flaubert (1864)
  22. Varias obras de Alexandre Dumas (hijo) (en 1963)
  23. Prólogo de Emilio Castelar a la Historia general de la masonería de G. Danton
  24. Las novelas de Gabriele D'Annunzio (en 1911)
  25. Lazarillo de Tormes, [[Diego Hurtado de Mendoza]].


Notas



Fuente.


La censura y sus miserias.

Censura

Nos ofrece elpais.com un interesante reportaje sobre la censura en nuestro país durante la época del franquismo, cuando lectores adoctrinados eran los privilegiados en leer las últimas obras escritas en España y podían decidir, bolígrafo rojo en mano, si esta era publicada o no. Ocultos tras el anonimato que les otorgaba ser un número en una lista se permitían el considerar que Gil de Biedma era un poeta cursi y snob; aunque de poco le servía que otro número censor le considerara un buen poeta, en ambos casos el bolígrafo rojo marcaba el destino del libro.

El Archivo General de la Administración custodia los expedientes sobre la censura literaria y en ellos podemos encontrar los casos concretos de la tijera censora que, aunque puedan llevar a la anécdota y al chiste, como ocurre tantas veces cuando se habla de la censura en el cine, no hemos de perder de vista de lo que se trataba: intentar controlar el pensamiento y el que algunas medidas fueran ridículas o ridiculizables no minimiza ni la intención ni los hechos ni la culpabilidad de los que las pusieron en marcha.

Dicho esto, vamos a reírnos un poco.

Tal y como nos cuenta elpais, no sólo Gil de Biedma era un poeta cursi y snob o un buen poeta “cuya poesía es francamente buena” según el censor con el que se topara sino que Marsépseudointelectuales que cuando salen al extranjero leen y ven marranadas y puerquean con mujeres fáciles“. Aunque, sin duda, el premio a la clarividencia y al conocimiento literario deberían dárselo al número censor que no entendía como los hermanosGoytisolo pueden gozar de tanto reconocimiento en el extranjero y considera que en este caso no debería censurarse la obra ya que así los desenmascararían: parecía ser una de esos “

No hacerles el juego. No darles pies a heroísmos y martirios. Olvidarlos, que se pudrirán solos. No tiene consistencia literaria. Condenémosles a la libertad, libertad vigilada

El censor debía ver si la obra atacaba de alguna forma al dogma, la moral, la Iglesia o sus ministros, al Régimen y sus instituciones, a las personas que colaboraban con el Régimen,… porque ese es uno de los peores rasgos de todos los totalitarismos: considerar que la cultura, la libertad de expresión y pensamiento son un peligro.


Fuente.

Informe sobre el libro electrónico: Análisis (II)

Informe ereader

El informe del Grupo de trabajo sobre el libro electrónico, que empezamos a analizar ayer, tras hablar del marco legal, se centra en la “cadena del libro”: autores, traductores, editoriales, libreros y distribuidores. A los autores (Lorenzo Silva, Care Santos, Clara Janés y Andrés Ehrenhaus, estos dos últimos como autores y traductores)les ha pasado una encuesta (estaría bien saber las preguntas, por cierto) indicando algunas de las conclusiones. En general, que las nuevas tecnologías permiten aumentar la interactuación con los lectores y abrir nuevos mercados pero que la indefinición del negocio provoca desde la piratería, siendo necesario que exista una oferta legal, atractiva y asequible, que ofrezca calidad y valor añadido, a la incertidumbre sobre porcentajes o ingresos.

Hay otras opiniones más controvertidas, la tendencia a publicarlo todo que indica Ehrenhaus, pero el principal problema lo veo en lo siguiente: ¿qué representatividad tiene este apartado? ¿Por qué estos cuatro autores y no otros? ¿Sólo cuatro? En cambio para hablar de la traducción sí se habla con una asociación, ACE Traductores, que además ha realizado diferentes reuniones dentro del sector del libro para aportar claridad y transparencia al modelo de negocio.

Cuando pasamos a hablar de los editores tenemos primero un publirreportaje de Badenes, directivo de Planeta, que sin duda sabe mucho y hace aportaciones interesantes, como los dos modelos europeos de control de la piratería, el inglés/francés basado en la persecución legal del pirata y el irlandés, basado en la compensación entre industrias; aunque en estos momentos en Irlanda se ha aprobado un sistema que sigue la estela de Francia o Inglaterra, así que nos quedamos con la duda de si es una errata (¿islandés?) o una información desfasada.

Acto seguido tenemos el informe sobre el sector editorial ante el libro del que ya os hablamos hace unas semanas y de las perspectivas de las editoriales dedicadas a los libros y material de enseñanza, ofreciendo este último una visión clarificadora y, probablemente, la más documentada de esta parte del informe. Pero, para mí, lo más interesante es la opinión de libreros y distribuidores que, a priori, parecen los “prescindibles” dentro del mercado de libro electrónico.

Los libreros destacan su función como seleccionadores, consejeros y recomendadores de libros y consideran que esta función va a seguir siendo necesaria en el nuevo mercado, al tiempo que se muestran dispuestos a desarrollar líneas de negocio entorno al libro electrónico, tanto vendiendo soportes, como los propios libros electrónico o a través de la Impresión bajo demanda. De todas formas tienen claro que su papel dependerá en buena parte del modelo de negocio que sigan las editoriales, aunque apuestan por plataformas de distribución abiertas que respeten los canales tradicionales de venta. Algunas de sus reivindicaciones concretas: ayudas para implantar la Impresión bajo demanda o poner Wi-Fi en las librerías.

Los distribuidores coinciden con los libreros en que es necesario clarificar el mercado desde los márgenes de comercialización hasta los roles, indicando que si no se hace pronto otros agentes substituirán a los tradicionales, señalando como ejemplo a las empresas de telecomunicaciones cada vez más cerca de dedicarse a la distribución de contenidos. Ven la digitalización de contenidos como un sistema para fomentar la venta en papel, ya que ambos sistemas van a convivir durante mucho tiempo. Y se reinventan como repositorios de libros digitales, promulgando la creación de Distribuidores de Activos Digitales, siguiendo la estela de experiencias similares en otros países, que servirían tanto para la descarga online como para el Print on Demand.

En el informe también encontramos acercamientos a la lectura digital, la producción de textos científicos, las bibliotecas digitales o las iniciativas públicas (a la espera de las privadas) para el desarrollo del mercado. Pero todo viene marcado por la misma sensación de suma (que no agregación) de opiniones, sensación que ni siquiera te abandona en las conclusiones. ¿Las nuestras? Sobre el informe, lo dicho, bastante decepcionante en su formulación. ¿Del sector del libro según las aportaciones? Pues las que venimos destacando cada vez que sale el tema: la falta de definición del mercado y la falta de un marco legal adecuado no está permitiendo que se desarrolle con normalidad.


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Informe sobre el Libro Electrónico: Análisis (I)

Informe

La semana pasada el Observatorio de la Lectura y el Libro, concretamente, el Grupo de trabajo sobre el libro electrónico, presentó un informe analizando la situación del libro electrónico en España en el que, desde diferentes ámbitos, se intenta ofrecer una visión amplia de la realidad del ebook y hacia donde puede ir. Así, encontramos referencias a la encuesta sobre editoriales y libro electrónico realizada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez que analizamos hace unas semanas.

Esta aportación de diferentes sectores si bien es necesaria creo que es uno de los principales problemas del informe por la manera como se ha articulado: cada sector ha dicho la suya barriendo claramente para casa (están en su derecho) pero no hay una visión propia del Grupo de trabajo, dando por buenas las aportaciones de cada colaborador. Puestos a pensar mal, se diría que han intentado curarse en salud, tal y como están los ánimos desde la “ley Sinde“, y así siempre pueden decir que ellos no son responsables de lo que se dice.

Vamos a dar un pequeño repaso al informe aunque primero que nada me temo que hay que señalar un par de inexactitudes, más que errores, que hemos encontrado antes casi de empezar. En primer lugar, se menciona la reducción del IVA para el libro electrónico sin indicar que, finalmente, esta reducción solo va afectar a los libros electrónicos en soporte físico ya que, tal y como aclaró hace unos días Hacienda, la normativa europea lo impide. La segunda incorrección la encontramos cuando hablan del caso Amazon-Apple del que también hemos hablado aquí: sostiene que Amazon obligaba a los editores a vender los libros electrónicos a 9.99 dólares cuando lo que realmente hacía era pagar al editor según el precio de la edición en tapa dura y poner el precio que consideraba adecuado al mercado (ese 9.99).

Uno de los aspectos más interesantes del informe, y también el que ha generado polémica, como no, es el marco jurídico, firmado por Marta García León y que creo que debería de ser de lectura obligada, en un entorno en el que, de repente, todos nos hemos vueltos expertos en propiedad intelectual.

La conclusión que extraigo es que el marco jurídico es inadecuado ya que no está adaptado a la nueva situación, al tiempo que se ve superado por la tecnología.

Así, el contrato de edición literaria, regulado por la Ley de Propiedad Intelectual, es insuficiente cuando hablamos de libros electrónicos (atención autores: el contrato solo afecta a aquellos formatos explícitamente citados en el mismo). El concepto de integridad de la obra, uno de los derechos del autor, queda diluido frente a las posibilidades que ofrece la digitalización.

El DRM, por ejemplo, protege al autor frente a la puesta en disposición sin su autorización pero vulnera los derechos de los consumidores respecto a la copia privada y, en algunos casos, a la protección de datos personales. O la aplicación del DRM en bibliotecas virtuales chocaría directamente con la misma existencia de estas.

Eso sí, queda claro que la puesta a disposición sin ánimo de lucro comercial no viene regulada por el Código Penal mal que les pese a algunos, sino por la Ley de Propiedad Intelectual ya que sería un ilícito civil.

Pero el punto que más me ha llamado la atención ha sido respecto a las licencias Creative Commons, ya que es aquí donde la falta de legislación concreta puede llevar a situaciones kafkianas, como que las entidades gestoras de derechos estén en la obligación legal de exigir compensaciones por mucho que el autor no quiera. Ahora la explicación:

En primer lugar, parece que es más que discutible que se puedan considerar contratos (la ley es terca para estas cosas) ya que quien otorga la licencia no conoce a quien la disfruta ni siquiera si alguien lo hace. Unido a esto la Ley de Propiedad Intelectual señala los derechos irrenunciables por parte de autor entre ellos el de remuneración por copia privada que son recaudados por las entidades de gestión. Así que, ley en mano, CEDRO podría comenzar a pedir su trozo de pastel Copyleft. Este atentado contra el sentido común solo puede ser solucionado con una adaptación legislativa y el reconocimiento de las licencias Copyleft en todos los ámbitos.


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Quemar libros y bibliotecas, una afición atemporal.

Quema Libros

Sí, la bibliocastia (quema de libros) y la destrucción de bibliotecas (muy habitualmente mediante incendios provocados) ha existido desde prácticamente la invención de la escritura. Existen diferentes razones para querer borrar de la faz de la tierra documentos o los edificios que los contienen, siendo las más importantes las ideológicas, ya sean de índole política o religiosa. También, en ocasiones, se han destruido bibliotecas durante motines sociales, no del todo por error pero sí sin intencionalidad específica en el acto en sí.

Los egipcios fueron de los primeros en practicar con suma perfección el arte de la “destrucción de pruebas”. Salvando las distancias, fueron unos expertos en reescribir la historia: era tan sencillo como coger un punzón y borrar todas las referencias a tal o cual rey en muros de templos y palacios. Así, de algunos faraones no quedó, para la posteridad, ni el nombre (afortunadamente gracias a la arqueología hemos podido recrear reinados enteros, salvando del olvido a tantos y tantos desafortunados monarcas). Un ejemplo claro fue el de Amenhotep IV, más conocido como Akenatón, que tras impulsar el culto al dios Atón, prohibió el de Amón. Muchos historiadores cristianos llegaron a afirmar que Akenatón estaba, realmente, convirtiendo la religión egipcia en una religión monoteísta, y la cultura popular del siglo XX (a través de novelas y películas) ha afianzado esta percepción en el público. Nada más lejos de la realidad: la reforma de Akenatón respondía más a cuestiones políticas (acabar con el poder que detentaban los sacerdotes de Amón, entre otras muchas reformas) que religiosas. Muerto Akenatón, murió también su memoria.

Los romanos perfeccionaron esta técnica hasta límites insospechados, e incluso le dieron un nombre, el de damnatio memoriae (“destrucción de la memoria”), algo que el Senado podía determinar. Muchos fueron, incluso, los emperadores afectados (entre ellos los conocidos Calígula, Nerón, Domiciano o Cómodo), lo cual convertía en imperativo (aparte de la prohibición de pronunciar su nombre en público) la destrucción de todo documento u objeto que le hiciesen referencia, ya fueran documentos escritos (incluyendo inscripciones, poesía, textos históricos o simples actas contables), artísticos (pinturas o esculturas) o incluso monedas. Afortunadamente, y hablando de los libros, la existencia de varias copias ha permitido que conozcamos en mayor o menor grado la vida y obra de estos emperadores.

En la Edad Media, imperando el Cristianismo en Europa occidental, se satanizaron todos aquellos escritos que no estuvieran sujetos a lo que el Papado y la Iglesia consideraban adecuado. Era habitual entonces la quema de libros y documentos de gran valor por el simple hecho de haber sido escritos por paganos. Aunque hubo mecenas (como, sin ir más lejos, Alfonso X el Sabio) que impulsaron la traducción de obras árabes y judías de índole científica, lo habitual era que estos libros fueran destruidos. Ya no es que todo lo que sonara a Ciencia resultara inadecuado para la Iglesia: se destruyeron miles de documentos sin pararse a pensar siquiera en su contenido simplemente porque estaban escritos en un idioma ininteligible o porque tenían ilustraciones que podían recordar a prácticas prohibidas. Por ejemplo, un compendio de hierbas en árabe podía fácilmente ser identificado, a los ojos del clérigo de turno, como un libro con recetas de pociones mágicas; un tratado de geometría, en cambio, podía representar fórmulas arcanas y satánicas.

Quema Libros

Ya en el siglo XX, hay que recordar la quema de libros escritos por judíos e izquierdistas durante el III Reich alemán, algo que el régimen militar chileno repitió treinta años después. Durante la Guerra de los Balcanes las tropas serbias destruyeron la Biblioteca Nacional de Sarajevo, un edificio sin valor estratégico ni militar pero que era un símbolo de integración en Bosnia, acabando con cientos de miles de volúmenes atesorados allí durante siglos. Al respecto del primero de estos hechos, es célebre la frase de Sigmund Freud al conocer que sus libros estaban siendo destruidos en Austria y Alemania:

¡Cuánto ha avanzado el mundo! ¡En la Edad Media me habrían quemado a mí!

Freud, que murió en el exilio en 1939, no podía saber cuando exclamó esto que, desgraciadamente, los nazis no se conformaron con erradicar la cultura germano-judía de las bibliotecas del país.


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Google Editions: La librería en las nubes.


Libros nube

El último jugador que nos faltaba en el baile del libro electrónico ya ha dado los primeros pasos para situarse a codazo limpio en la carrera por hacerse con su trozo del mercado: Google anuncia que a finales de junio o principios de julio comenzará a distribuir libros mediante su nuevo servicio Google Editions.

¿Cuál es el punto diferencial de Google Editions? Si Amazon apuesta por el precio y el Kindle y Apple por su iPad y la iBook Store, Google se lanza a diferenciar el producto -el libro, a fin de cuentas- de un dispositivo único creado para atarlos a todos en las tinieblas.

La idea de Google es que se pueda acceder a los libros de múltiples webs para múltiples dispositivos de lectura. La única pega que veo es que, por lo que estoy leyendo, mantienen la propuesta de «lectura en línea», es decir, que necesitarás un gadget capaz de conectarse a Internet para disfrutar de la lectura.

¿Qué queda entonces por resolver? Los precios, claro. Habrá que poner unos mínimos y unos máximos -o decidir la libertad absoluta-, además de establecer porcentajes para cada uno de los involucrados en el proceso. Ya hablamos hace un tiempo de las primeras propuestas, pero parece que no están todavía nada claras.

¿Qué intenta Google con su iniciativa? Romper la dependencia de los sistemas dependientes y cerrados, algo que a las editoriales les debería interesar, ya que podrían acceder a un mercado mucho más grande, y con menos esfuerzo por adaptarse, que si tienen que trabajar pensando en Amazon o en Apple.

¿Saldrá en España? No lo sé, pero todo me dice que hasta que no se compruebe bien en Estados Unidos cómo funciona el sistema dudo que las editoriales de aquí, bastante liadas en sus propios proyectos gigantes, se atrevan a darle la mano a Google si no es para señalarle la puerta.

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